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viernes, 20 de mayo de 2011

NOVIEMBRE DEL 78, HORROR EN EL CENTRO: SEGUNDA PARTE.

Mucho se comentó sobre los sangrientos hechos, acaecidos en el 768 de Calle Colón. La cantidad de victimas y la brutalidad usada en el ataque, hablaba de más de un agresor. La policía contaba con una sola pista,  el  relato del sobreviviente Felipe Olivares, quién, aún en estado de shock, apunto que la autora era una ex empleada, contratada por su fallecida madre.

Es asi como los interrogatorios se centraron en las nanas que trabajaron para la familia, siendo una a una descartadas, por tener firmes coartadas, ademas de la ausencia de moviles para comoter el crimen.
El circulo se fue cerrando entorno a la última de ellas, Florinia Yolanda Campos Beroiza, quién fue detenida el 21 de noviembre, en la estación de Santa Fe, a su regreso desde la capital. Al momento de su detención "La Yoly" vestía ropa de su ex patrona y portaba una maleta con otras de sus pertenencias.

Yolanda Campos Beroiza se convirtió en un monstruo para la opinión pública, la cual, alentada por sendos titulares de la prensa, se cuadro para repudiar la conducta de esta joven mujer. La mañana del 23 de noviembre, Yolanda fue llevada a la casa de Calle Colón, para efectuar la reconstrucción de escena. Su presencia generó que una multitud de unas 2000 personas, se agolparan en el frontis de la vivienda, para gritar ¡Que la maten!, ¡Muestra la cara, asesina!, ¡No mereces vivir!.

Junto a esto, una ola de despidos, afectó a numerosas empleadas domésticas. La psicosis se había apoderado de Los ángeles.

Durante la diligencia efectuada esa mañana, algunas inconsistencias afloraron, en contraste con  la última declaración de la Yoly, en la que desestimaba que los asesinatos los perpetraron sus complices (Renato Pereira Caceres y Hector Acuña Muñoz), afirmando que había actuado sola. Al momento de recrear la manera en que ingreso al patio interior de la casa, tuvo muchas dificultades para saltar la muralla que delimitaba el recinto, lográndolo solo con la ayuda de uno de sus custodios.

Yolanda Campos Beroiza era una mujer de baja estatura y contextura delgada, además se encontraba en el cuarto mes de embarazo.

Mientras esperaba ser enjuiciada, estuvo recluida en el Centro de Orientación Femenina Buen Pastor, actual Parroquia del mismo nombre.

La investigación reveló las actividades que realizó la Yoly durante su fuga a Santiago. Allí supuestamente  "conoció" al taxista Juan García Catalan, quién la hospedó en su casa los días 18 y 19 de noviembre. García fue traído a  Los ángeles para aclarar por que no denunció la presencia de la mujer, que en ese momento era sindicada como la triple asesina, por toda la prensa nacional. Así como sus motivos para ocultar una maleta que su huésped olvidó, al retirarse la mañana del 20 de noviembre.

Así fue cobrando fuerza la hipótesis de que Yolanda ocultaba algo. Probablemente motivos sentimentales, directamente relacionados con la vida que se gestaba en su vientre, la impulsaban a declararse única culpable.
El proceso no fue para nada fácil, y pronto trajo más victimas. "Ya no estoy embarazada, perdí a la guagua", expresó el 7 de diciembre, a un periodista que la entrevisto en su lugar de reclusión. "¿Te trataron muy mal?","Más o menos, pero no creo que sea esa la causa", "¿y cual es entonces?","Los nervios del momento, los mismos que me hicieron titubear en la reconstrucción de escena" .

Finalmente Yolanda Campos Beroiza, conocida en nuestra ciudad como Yoly, la nana asesina, fue condenada a cadena perpetua, por robo con homicidio, en su caso fueron incluidos todos los agravantes que contempla la ley.

Los mudos testigos de esa noche de lluvia se llevaron a la tumba el secreto de la Yoly, nunca se supo a quién o quienes quiso proteger. Tal vez aún te los puedes topar en alguna esquina del LOS ANGELES MALDITO.





La Yoly cambia su primera versión y se declara única culpable.



La muralla (2,45 m.) del patio interior de la casa de Colón 768.



Aspecto actual del Centro de Orientación Femenino, lugar de reclusión de la Yoly durante la investigación.



Los cuerpos de Liliana y Claudio Olivares en la morgue.

viernes, 1 de abril de 2011

NOVIEMBRE DEL 78, HORROR EN EL CENTRO.


 
                                                           


Florinia Yolanda Campos Beroiza, oriunda de la comuna de Santa Fe, fue inscrita en el registro civil por su abuela materna, cuando ya contaba con 5 años de edad. Este hecho nos habla de una niñez difícil, donde el significado de hogar le fue esquivo. A los siete años fue expulsada de la casa que compartía con su madre y su padrastro (a su padre biológico nunca lo conoció), por “desordenada y niña problemática”, según alegó años mas tarde Osvaldo González (padrastro). Esta temprana acción represiva hace que éste último se asome en la existencia de Yolanda como una sombra. Su segunda infancia transcurrió bajo el alero de su abuela, quién hizo las veces de madre y padre. Las esporádicas visitas a su hogar original, la enfrentaron a tensas situaciones que  albergaría durante toda su vida y la marchitarían.

Con la adolescencia llegó el amor de pareja y conoció a Miguel Herrera Erices. La joven Yolanda, una señorita bien parecida , vio en él la aceptación que siempre le fue negada, y no dudó en entregarse al amor carnal, quedando embarazada a los pocos meses de relación.

El padrastro, quien poca ingerencia tenia en la vida de la mujer a estas alturas, tomo cartas en el asunto y los obligó a contraer matrimonio. De esta unión, además de Miguel Ángel, nació Marcela Elizabeth.

El matrimonio no fue lo satisfactorio que Yolanda esperaba, por lo que se separó de su  marido. También abandonó la comuna de Santa Fe, para probar suerte en Los ángeles. 

La Yoly, como le gustaba que la llamaran, comenzó a trabajar el 7 de noviembre de 1978, como empleada doméstica en la casa de Liliana Olivares (40), ubicada en calle Colón 768. Sólo estubo por una semana a cargo de las labores hogareñas en esa casa, tiempo en el cual conoció a los tres hijos de la dueña de casa y a la anciana madre de esta.

El día 14 del mismo mes, terminó su trabajo, por motivos que se desconocen a cabalidad. Según he logrado indagar, dos versiones cabe mencionar. La primera cuenta que una noche, Yolanda solicitó permiso a la señora para salir, la negativa le enojo, enfrentando a las dos mujeres en una discusión, que terminó con el despido de la empleada. La otra especifica que la Yoly se apropió de algunas joyas de la dueña de casa, siendo descubierta y cesada de sus funciones.

Viernes lluvioso fue el 17 de noviembre de ese año en Los ángeles, las precipitaciones golpeaban los tejados de las casas, generando un sordo y continuo sonido. Este elemento aportaría, indirectamente el ambiente propicio para los macabros hechos que se desencadenarían pasada la media noche en el 678 de calle Colón.
Poca gente deambulaba esa noche en el centro de Los ángeles, sólo algunos empapados rezagados que habían pasado a algún bar, antes de regresar a sus hogares. Mientras una mujer avanza con una idea fatal en su cabeza, pasa por el frente de la fachada de los olivares, con la vista nublada por las gotas de lluvia y un cuchillo en su cartera. Después de ingresar por el garaje aledaño a la vivienda, donde aprovecha de armarse con un amortiguador de Citroneta, y habiendo sorteado el muro lateral, ingresa en el patio trasero de la casa de su ex patrona.

Observa que aún las luces están encendidas y los moradores se encuentran despiertos, por lo que decide esperar en la oscuridad hasta que la actividad dentro de la casa se apague, ella se encargaría más tarde de apagar la actividad de esa casa para siempre.

La lluvia caía incesante sobre los frondosos arboles y arbustos de aquel patio, en la televisión estaban dando una película que tenía a toda la audiencia hipnotizada, se trataba de la última función para los olivares. Siendo la 1 de la madrugada, la Yoly, estimó que había llegado la hora.
Se quitó los zapatos y empuñando su improvisado armamento penetró por la puerta de atrás, dirigiéndose directamente al dormitorio de Liliana, la contempló durante unos momentos y le asestó un fuerte golpe en la cabeza, la atacada trató de incorporarse, pero fue impactada por una lluvia brutal de fierrasos, que la dejaron agonizante.

Los gritos de la madre moribunda despertaron a Claudio (4), Alvaro (3) y Felipe (7), quienes comenzaron a llorar frenéticamente. Claudio fue acallado con más golpes en la cabeza, mal herido cayó en posición de cúbito dorsal, la misma suerte corrío Alvaro. La Yoly, en una especie de delirio asesino, se abalanzó sobre la anciana Virginia Pérez Vazarte, quien dormida, recibió mortales heridas en la cabeza. Hecho esto Yolanda se encontró con el hijo mayor, quién le suplico "no me mates", esto la hizo retomar el control y con angustiada voz le dijo "solo vete a acostar y tapate".

La nana, convertida en homicida, entró en estado de pánico y desesperación, trato de calmar sus nervios con algunos tragos de aguardiente de una botella que hace unos días atrás la señora Liliana le había encargado de la plazuela. Recuperada la cordura, sustrajo algunos objetos de valor, tales como joyas y vestidos, para luego marcharse del inmueble sin ser vista por nadie, excepto la lluvia incesante de esa trágica noche. 

A eso de las  9:30 de la mañana, un obrero de la cooperativa Sodimac, lugar donde trabajaba Liliana Olivares, golpeo la puerta de la casa de Colón, quien abrió era un niño, estremecido por el miedo y envuelto en manchas de sangre, se trataba de Felipe Olivares, sólo murmuro "mi mamita y mis hermanos están muertos". 

A raiz del ataque, murieron en el lugar Liliana Olivares y su hijo Claudio, resultando heridos de gravedad Alvaro y su abuela Virginia. Esta última fallecería días más tarde en el Hospital del Trabajador de Concepcíon. Felipe Olivares sobrevivío ileso, sin embargo nunca olvidó aquella noche, en que ocupó un papel protagónico en el macabro teatro del LOS ANGELES MALDITO.


                                           



                             
                                                             


La casa de calle Colón 768 en la actualidad.

                                            

El patio donde se ocultó la Yoly, antes de cometer los crímenes.

                                        





 
 

martes, 22 de marzo de 2011

EL CRIMEN DE LA GALERIA



La tarde del viernes 15 de octubre de 1976, los hermanos Arturo y José Bustamante Uribe, de 33 y 40 años respectivamente, se dieron cita a eso de las 14 hrs. para beber unos tragos en algún local del centro de nuestra ciudad. Arturo, de ocupacíon agricultor y su hermano, recorrieron los bares de calle Caupolican, durante toda la tarde. Con la llegada de la noche y los grados etílicos, se desencadenaron una serie de hechos que enemistaron a la pareja de hombres, dejando atras la camaraderia festiva de las horas previas.
Alrededor de la media noche ambos individuos se detuvieron en la escalinata de la galería del Teatro Municipal (ubicado en calle Colo-Colo esquina Valdivia) y se trenzaron en una discución, siendo Arturo golpeado y dejado inconsciente por su hermano, luego de lo cual, este ultimo se dirigío a su hogar, ubicado en calle Lautaro 680.

Paralelamente, los instintos delictuales se habían apoderado de un grupo de personas que se encontraba en el famoso local "El fogón criollo", se trataba de José León Muñoz (alias el "Cheyenne"), Gustavo Parra Campos (alias "El Mono") , Juan Viveros Martinez (alias el "Mote con huesillos") y la menor de 16 años María Teresa Acuña Cid, más conocida como "La Lola", quién ejercía la prostitución callejera. Una vez vaciada la ultima botella de vino, y sin más dinero para la próxima , acuerdan salir a la calle a cometer algunos "cogoteos".

Es así como en su camino realizan alrededor de 5 asaltos, entre ellos Alfonso Orellana Contreras, recibiendo una herida en el abdomen, producida con arma blanca. Al llegar a la esquina de Mendoza con Lientur, el grupo se divide, El Cheyenne y La Lola, con más sed por saciar que sus compañeros de fechorias, deciden enfilar hacia el centro de la ciudad, dramática decisión para un hombre que estaba recuperando el conocimiento en las escalinatas del Teatro.

La noche ya estaba al rojo vivo, el alcohol, la violencia y la excitación de los furtivos amantes, hacían presagiar que más sangre humeante, esperaba por ser derramada.

Arturo divisó a una pareja que se le acercaba, "tienes cigarrillos" le pregunta el hombre, "no tengo", "entonces dame 5 pesos" insiste el Cheyenne. La nueva negativa del agricultor despertó la ira del maleante, quien extrayendo desde su ropa un cuchillo, se abalanzó contra su confundida víctima asestándole dos fatales estocadas, la primera en el cuello, la otra sobre la tetilla izquierda.

Bustamante cayó por segunda vez en la noche, sobre aquellas escalinatas, que marcan la entrada al mundo fantástico del cine, y que en esta ocasión solo le conducirían al mundo de los muertos.

Cheyenne, con avidez lo despoja de su manta, unos cigarrillos importados y 1000 pesos, la llegada de un automovil los hizo abandonar a la presa moribunda, sin registrarlo por completo. Lo hacen a toda prisa por calle Valdivia , para luego desaparecer por la bohemia Caupolican.

Arturo falleció a los pocos minutos, mientras sus victimarios se  guarecían en un hotel galante de calle Ercilla.

CONTINUARÁ...

martes, 15 de marzo de 2011

AQUí MUEREN LAS PROFESORAS (SEGUNDA PARTE)

Las muertes de Anita y Carmen Luisa (Camencho, como la llamaba su Padre),
inquietaron al Los angeles Sesentero, en una época del año en que sólo se espera
festejar y hay espacio exclusivo en los corazones, para los "buenos sentimientos".
Lo macabro de las películas de terror habia cobrado vida (y víctimas) a escasos
kilómetros de las casas de nuestros abuelos y generado ansiedad y miedo en nuestros
aún infantiles padres.

El funeral de las Profesoras se realizó 2 días despues de los crímenes y congregó
a gran cantidad de público que asistió para demostrar su solidaridad con las
familias de las desafortunadas jovenes y exigir la pronta captura de los
"monstruos" homicidas. José Ángel Rodríguez Cifuentes se entregó voluntariamente a
Carabineros, en Mulchén, el día 13 del mismo mes, localidad a la que acudió despues
de visitar Rapelco en búsqueda de los consejos que su hermano mayor le podría
brindar, para resolver su apremiante situación. Al ponerse a disposición de la
policia se declaró inocente, tambien manifesto que en "En Rapelco ya no podía más,
sentía que me seguían las Profes". ¿Porque Rodríguez se sentía acozaso por la
supuesta presencia de las victimas, si aseguraba no haber participado en la
masacre?, En una entrevista concedida durante su estadía en la carcel, a un
periodista del Diario La Tribuna, Rodríguez acusó presiones y golpizas de la
policia para que se inculpara, y negó conocer a Aladino Burgos Figueroa,
excepto a través del fútbol, e insistió en su inocencia. Según su versión, Aladino
junto a otros 2 hombres habría perpetrado los asesinatos. Cabe mencionar que la
policia detuvo a cerca de 50 sospechosos, en los días posteriores a los hechos .

Otro antecedente importante es que en el mes de noviembre de ese año la Escuela 122
de Cuñibal (que para mayores presiciones estaba ubicada en el fundo Las Hortensias,
en esos años de propiedad de Otto Schulz), fue practicamente desvalijada por
desconocidos, no registrándose detenidos. ¿Habrá estado relacionado este hecho,
con los homicidios de las profesoras?.

Aladino, tras  los asesinatos asistió a la festividad religiosa de la Purísima,
que se realizó en San Carlos Purén, mientras paralelamente en el Cementerio General
de Los angeles una procesion seguía los feretros con los cuerpos ultrajados de las
mártires.

Tres días más tarde fue arrestado en la casa de sus padres, no se resistío ni se
mostro especialmente afectado. En los cuarteles policiales no tardó en confesar su
participación el en doble homicidio.También reconocío el robo del dinero (265
escudos), de los cuales conservaba casi la totalidad, salvo una fracción empleada
en la compra de diversas especies.

Acá surge otra interrogante, ¿Porqué Rodríguez, cuya supuesta motivacíon era el
dinero, no obtuvo parte del botín?.¿Fue utilizado por Aladino?.

Tras el juicio ambos fueron declarados culpables y sentenciados, Rodríguez fue
liberado bajo palabra en 1985, para luego volver a prision el 2000 por el delito de
homicidio frustrado, mientras lo que ocurrío con Aladino es otro misterio.

Las dos profesoras estan enterradas en el cementerio general de Los angeles en
sepulturas contiguas, en ellas se puede observar un buen número de placas que rezan
"gracias por favor consedido", "en agradecimiento por la ayuda" etc. Sin embargo,
el horror de ese día 6 de diciembre del 66, esa fatal llamada a la puerta, los
condenó a los cuatro al LOS ANGELES MALDITO.


martes, 8 de marzo de 2011

AQUí MUEREN LAS PROFESORAS

El 6 de diciembre del año 1966, quedó manchado de sangre en la memoria de quienes siguieron los acontecimientos ocurridos, pasado el medio día, de ese caluroso martes en la Escuela 122 de Cuñibal, localidad rural ubicada a 15 km de Los angeles. Anita Figueroa y Carmen Luisa Olivares,  las 2 jovenes docentes de la escuela, luego de despachar a los alumnos de la jornada de la mañana, se disponian a almorzar y descansar un rato antes de proseguir con las clases de la tarde. Paralelamente, en una línea de tren cercana, 2 hombres toman una desicion, se trata de Aladino Burgos Figueroa (16 años), un ex alumno de la Escuela,  acompañado de José Ángel Rodríguez Cifuentes (26 años), quienes días antes habian oído el rumor de cierta suma de dinero recibida por la profesora Anita en plena clase, 300 escudos que oscurecieron un desconocido pasillo en el interior de la mente de José. Para Aladino, aún ardía la humillacion que sintió esa tarde en que las "profes" encontraron aquella carta que con mano temblorosa de líbido, escribió para su novia, tambien compañera de curso. Nunca se los perdonó, menos cuando debió guardar su pasión adolescente sólo para desbordarla las tardes dominicales, bajo amenaza de expulsion. No lo soporto mucho tiempo y abandonó el colegio aduciendo motivos familiares.
"Las cartas estan echadas , gancho" dice Aladino y en silencio se encaminan rumbo a la escuelita armándose en el camino de piedras, palos y un alambre de púa "por si´aca".
Tocan la puerta y quien acude a abrir queda atónita ante la inquietante visita, inmediatamente Anita es atacada por los hombres con sendos golpes de piedra en la cabeza, su compañera sufre la misma suerte quedando agónica en la sala de clases. Anita logra safarse de los atacantes huyendo por el pasillo, pero una vez alcanzada es ultimada con aquel alambre que Aladino eligió para su venganza final.
Despues de este instante de delirio asesino, los victimarios buscan el dinero y se van dejando a las maestras heridas de muerte.
Eduardo Álvarez de 10 años de edad vivía a solo un par de km de la Escuela  de Cuñibal, y decidió irse antes a sus clases. Cuando entró en el recinto se horrorizó al ver tirada en el suelo, casi degollada, a su maestra Anita. Corrió de vuelta el par de Km hasta su casa para pedir ayuda, "la profesora Anita está en el suelo y no se mueve", gritó. Las ambulancias llegaron al lugar cuando sólo Carmen Luisa Olivares mantenía signos vitales, llevándosela de inmediato al hospital de Los angeles, donde no pudieron hacer mucho debido a la gravedad de las heridas en su cabeza. Se reuniría momentos después con su compañera Anita, quien la esperaba en la morgue.
Mientras los paramedicos trataban de auxiliar a las dos victimas, desde la multitud de curiosos que se había volcado al lugar, uno observaba la escena con ansiosa atención, Aladino queria asegurarse de que su venganza estaba sellada.
Al retirarse las ambulancias, deambuló durante largo rato por el campo, con la sangre de sus victimas en la retina. Casi en trance entró en una letrina y escribió con sus uñas en una de las paredes de lata "aqui mueren las profesoras".
¿Te arrepientes de los crimenes Aladino?, le consultó un periodista el día de su arresto.
"Yo podría haberme arrepentido antes de matarlas, pero si uno ya está metido en algo y ya las teníamos al frente, no quedaba otra cosa que darles muerte. Ahora estoy asustado, pero nada más". 


Fuente pricipal:http://www.diariolatribuna.cl/noticias.php?p_id=26816









Proximamente: "ANITA Y CARMEN LUISA MILAGROSAS"